Cuando el viento no sopla tu vela

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Saborear la angustia de estar asfixiado, estancado en un punto de tu vida que no te gusta, que incluso te desagrada… es muy frustrante. Te roba la felicidad, las ganas de seguir luchando. Es posible que ahora mismo haya miles de personas en ese punto de su vida. Los problemas se amontonan, pesan, son difíciles de cargar, pero al final uno desiste y se sienta porque no puede más. La propia inercia ya no es suficiente. La fuerza de voluntad ya no es suficiente. Las ganas de luchar ya no son suficientes. Tu vela se acaba de quedar sin viento. El barco se detiene, no se hunde, pero se queda quito, sin avanzar, sin rumbo, en silencio. En cualquier momento viene una tormenta, una ola grande, pero te da igual, no tienes ganas de seguir luchando. Llevas años haciéndolo y no has visto los resultados, simplemente has conseguido seguir a flote, pero no avanzar.

Tocar fondo y reiniciar

¿Te sientes identificado con esos esos sentimientos y sensaciones? Es posible que tu vida sea así en este momento. Sientes la necesidad imperiosa de que alguien sabio, con espaldas anchas y brazos fuertes te coja de la mano y te diga por dónde empezar a navegar y cómo hacerlo.

Cuando perdemos el rumbo perdemos la motivación. Durante un tiempo la inercia y otras fuerzas nos impulsan mientras nuestro ritmo decrece progresivamente hasta pararnos. Pero ya no es suficiente y tenemos que sentarnos, replantearnos nuestra vida y volver a organizarlo todo y poner las cosas en su sitio. A eso le llamo yo tocar fondo y reiniciar.

Ahora toca pensar en el futuro. Cómo quieres estar de aquí a un año. Qué necesitas conseguir para llegar a ese punto. Alcanzar metas es duro, pero mucho más duro es no tenerlas. Así que manos a la obra. Siéntate, dibuja mentalmente la vida que te gustaría llevar (sé realista) y traza las lineas que te llevan a ella.

Yo marcaría 3 líneas que creo que la inmensa mayoría de personas necesitan tener muy claras para que la vela vuelva a soplar.

Economía sana.

Cuando los problemas económicos nos asfixian es casi imposible salir a flote, seguir avanzando. Estamos tan ocupados apagando fuegos… mejor dicho, intentando apagarlos mientras crecen más y más sin saber cómo. Estamos tan agotados, tan cansados. Nos sentimos tan frustrados al no ver los resultados… es fácil desanimarse.

Por eso para mi hay algo innegociable. De hecho estas lineas las escribo con el fin de atorecordármenlas de vez en cuando para no perderlas de vista. Necesitamos tener una economía sana.

Eso no quiere decir que necesitamos ser ricos, no, ni mucho menos. De hecho estoy convencido de que el que más tiene más puede perder y eso genera muchas tensiones y problemas. No hablamos de hacernos ricos, sino de sanear nuestros números. De seguir unas reglas que nos aporten estabilidad y coherencia en nuestra vida, en nuestro día a día. Que sepamos en todo momento donde están los límites del gasto y los del ahorro.

Para ello siempre viene muy bien la regla de los 70/20/10 o la de los 80/20 si no tenemos deudas. ¿Esto qué es?

La regla de los 70/20/10

Los números equivalen a porcentajes. Los porcentajes de tus ganancias que debes destinar a cada cosa:

  • el 70% de tus ingresos lo debes destinar a vivir. Simplemente debe cubrir todos tus gastos personales, familiares y laborales. Además debe dejarte un pequeño fondo para imprevistos, vacaciones y ese tipo de cosas.
  • el 20% de tus ingresos debe cubrir tus deudas. Aquello que pagues a plazos o las deudas que hayas contraído debes pagarlas con ese 20% con el fin de no contraer más.
  • el 10% de tus ingresos es INNEGOCIABLE. Simplemente debes guardarlo para ti y tu familia. Ese dinero no se debe tocar bajo ningún concepto. El único uso que le debes dar a ese dinero es la inversión. Invertirlo o moverlo de la forma que lo pongas a trabajar para que te dé beneficios. Pero siempre con la total seguridad de que no lo vas a perder. Nada de invertir en negocios fantásticos e ideas de cuñado… NO. El dinero siempre debe volver con más dinero.

Después de algunos años aplicando esta regla dejarás de tener deudas y podrás pasar a la regla de los 80/20. Eso quiere decir que el 80% de tus ingresos será para vivir y el 20% restante será para guardar e invertir.

Evidentemente esta regla requiere mucho esfuerzo para poder aplicarla en cada situación. Desde hoy, todo lo que entre en tu bolsillo debes dividirlo en los porcentajes que mencionamos. Y no olvides el 10% nunca. Que sea el primero que apartes, que no sea algo residual o se convierta en “si va bien la cosa…”. Sé el primero en cobrar cuando el dinero llegue a tu bolsillo.

Cualidades personales.

Una de las líneas de trabajo que debemos aprender desde pequeñitos es esta: la de mirarnos al espejo. Necesitamos moldear nuestra personalidad. Nadie debe pensar que la frase hecha “es que soy así” es una verdad inmutable del universo. TODOS podemos y debemos cambiar continuamente. Debemos mirarnos al espejo y ver nuestros defectos, nuestras inclinaciones, nuestras tendencias… Una vez identificadas debemos hacer todo lo posible por corregirlas, mejorarlas y cultivar las cualidades que consideramos deseables. Por ejemplo. Si siempre nos han dicho que somos muy impacientes… tendremos que empezar a cultivar la paciencia. Debemos buscar las oportunidades en nuestro día a día apara poder cultivar esa paciencia. Ver cómo progresamos y vamos controlando nuestros defectos nos dará una sensación muy poderosa de crecimiento personal. Así que ánimo: pregunta a tus seres queridos qué cositas son las que debes mejorar y no te enfades cuando te lo digan!

Espiritualidad sana.

Este punto es el más importante. La Biblia dice que hemos sido creados con muchas necesidades: comer, beber, dormir… pero también dice que tenemos la necesidad de satisfacer nuestra espiritualidad. Es una pena que millones de personas por todo el mundo silencian esta necesidad por sistema, como un enfermo que tiene un dolor lo silencia hasta que le explota un problema en la cara y se tiene que enfrentar a un problema grave de salud.

Somos parte de un propósito, de un sentido de la existencia y debemos hallarlo. Conocer nuestra necesidad espiritual y satisfacerla nos dará la paz y serenidad que necesitamos para llevar a cabo todo lo demás con fuerza y seguridad. Porque nos da la perspectiva correcta. Nuestra espiritualidad sana elimina las fronteras del horizonte y nos permite ver la vida a vista de pájaro, con una visión privilegiada de todo el paisaje.

Trabajar duro

Ahora solo queda trabajar duro. Ya tienes la fuerza y la serenidad que necesitas. Ya has trazado el rumbo a seguir y tienes un método infalible para llevarlo a cabo. Así que manos a la obra. Trabaja duro.

Cuéntame en los comentarios si te han sido útiles estas líneas.

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